Más venta libre, menos fuentes laborales

Más venta libre, menos fuentes laborales


Una tendencia habitual de los laboratorios farmacéuticos es incrementar el segmento de los medicamentos de venta libre, más permeable a las regulaciones sanitarias y publicitarias, terreno fértil a la automedicación, que es alentada desde los medios de comunicación y promocionada sin descaro por los "chivos" publicitarios de artistas, locutores, "doctores" con perfil audiovisual y modelos o presentadoras de moda.

Mientras la publicidad de medicamentos es éticamente cuestionable, potencialmente dañina y las figuritas de moda "venden" analgésicos o pastillas para adelgazar como si fuesen detergentes, alrededor de un millar de visitadores médicos han perdido su fuente laboral en Argentina en los últimos años a causa de los despidos ordenados desde las casas matrices o por la fusión de empresas que impone la crisis económica de Europa y Estados Unidos.

La reducción laboral se ha disfrazado en la mayoría de los casos de "retiros voluntarios" que la Asociación Agentes de Propaganda Médica (AAPM) repudia como método de achique de las fuentes laborales del sector.

Desde AAPM la prioridad ha sido desde siempre preservar las fuentes laborales de nuestros afiliados y ha dado respuestas oportunas y contundentes cuando las fusiones ordenadas desde las casa matrices del mundo desarrollado rebotaron con sus coletazos entre nuestros compañeros.

La profesión del visitador médico se ha vuelto una variable de ajuste en todo el mundo a causa de la crisis, pero se profundiza cuando los laboratorios deciden sacar de sus listados de venta bajo receta medicamentos que mediante un virtual pase de magia se convierten de venta libre, al alcance de las manos en las góndolas.

Esa transferencia no está avalada por comprobaciones terapéuticas justificadas y se aprueba sin mayores exigencias de las autoridades sanitarias y de la Secretaría de Comercio. El consumidor paga. El visitador médico reduce su horizonte laboral.

Muchos países como España o Grecia, han reducido abruptamente sus presupuestos sanitarios y las consecuencias se trasladan a quienes sostienen la industria, desde el operario de una envasadora de inyectables al profesional que recomienda al médico un medicamento avalado por las evidencias científicas y con bagaje adquirido con estudios y capacitación.

En ese contexto de crisis y de ajustes internos de la industria, se supone que es más rentable "invertir" en la recomendación de una modelo o un artista para vender un remedio que se expende sin receta en una farmacia o en un supermercado.

Esos artistas, presentadoras o modelos carecen de antecedentes científicos para recomendar medicamentos y suelen enarbolar su "propia experiencia" con el producto promocionado, para destacar sus presuntas bondades. O proponiendo un producto para que la resaca "de la fiesta de anoche no te persiga" sin advertir las contraindicaciones, pues no hay medicamentos inocuos.

Un medicamento pasa de expendio bajo receta a venta libre en virtud de la estrategia comercial de su fabricante y no por evidencias científicas o descubrimientos terapéuticos que justifiquen el trasvasamiento. Por eso es que un mismo medicamento es habilitado como de venta libre para un laboratorio y de venta bajo receta para otro.

Además, en las intoxicaciones que se atienden en los hospitales hay más casos por abusos de medicamentos de venta libre que de psicofármacos. También los estudios médicos indican que existe una creciente incidencia de sangrado estomacal por abuso de aspirinas. En Centroamérica hay una incidencia mayor de insuficiencia renal crónica que, entre otros motivos, se adjudica al abuso de analgésicos.

La cámara de laboratorios de venta libre, Capemvel, admitió que la venta libre de medicamentos creció 50 por ciento en 2010 con relación al año precedente y ya representa alrededor del 34 por ciento del mercado (diario Z/19 de mayo 2011), cifras que con ligeras variaciones son confirmadas por consultoras del sector.

Federico Tobar, Director del Centro de Estudios en Gestión y Economía de la Salud de la Facultad de Ciencias Económicas, recordó que 2001, los medicamentos de venta libre representaban el 14% del total de venta. En 2008 el porcentaje había ascendido al 26,6 por ciento, es decir casi el doble en apenas siete años.

"Si se quiere ir a cifras concretas (y mucho más impactantes), hay que decir que hace ocho años se vendieron en la Argentina 49.927.061 unidades (blisters, cajas y frascos) de remedios de venta libre, mientras que en 2008 las unidades fueron 133.500.296, por lo que la venta de estas unidades tuvo un aumento del 167% en siete años", comparó Tobar.

El mercado de los medicamentos de venta libre es muy competitivo, admiten los especialistas, porque a la falta de exigencia de la receta médica, tampoco existe restricción para la publicidad que se realiza con normas de "autoregulación" que se impone la propia industria y que de repetitivas terminan instalando las "bondades" de determinado medicamento y alentando el consumo de la población.

"La tendencia mundial de la industria es ampliar cada día más el número de medicamentos de venta libre, con los cuales la industria se siente libre para publicitarlos y promocionarlos de manera indiscriminada y sin más límite que la 'creatividad' de sus publicistas", señalaron las investigadoras Mariana Caffaratti y Margarita Briñón, del Centro de Información de Medicamentos (CIME) del Departamento de Farmacia - Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba.

Caffarati y Briñon resaltaron que "a la par que se han incrementado los recursos destinados a promoción de medicamentos, en detrimento de los destinados a investigación y desarrollo, se ha puesto de manifiesto la falta de normas reguladoras eficaces que garanticen su cumplimiento".

"Para que un medicamento pase a ser de venta libre basta con reducir la dosis del fármaco. Sin embargo, esto puede servir sólo para calmar los síntomas", explicó Federico Tobar.

"No es coherente que un mismo producto sea de venta libre y otro no. Lo que esto demuestra es que no hay política sanitaria sino comercial. Un caso claro es el de Aspirina Prevent y la Aspirineta, ambos de Bayer, que comparten principio activo y dosis. Sin embargo, sólo el segundo es de venta libre", comparó Tobar.

Desde su experiencia también aseguró que "mientras en Europa la participación de los medicamentos de venta libre en el total de ventas se retrae, en América latina se incrementa. Sólo en 2009, la cantidad de envases vendidos creció un 5,5%; mientras que los de ventas bajo receta crecieron en un 3,7%. Esto ocurre porque tenemos una regulación más laxa tanto en la autorización de los productos como en el control de la publicidad. Sus bocas de expendio duplican a los de venta bajo receta".

Marcelo Peretta, presidente del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, explicó que es la ANMAT la que autoriza el cambio de categoría, en general por pedido del laboratorio, y coincidió que "basta con reducir la dosis del fármaco".

Bajar la dosis y sumarse al mercado de venta libre "es algo que favorece a los laboratorios y a los sistemas de cobertura de salud, ya que los primeros pueden publicitar el producto y captar clientes, mientras que los segundos evitan pagar tratamientos", enfatizó Peretta.

José Charreau, secretario acción social de AAPM mencionó como ejemplo que el ibuprofeno era de venta bajo receta pero su presentación de 200 miligramos pasó a venta libre "con el argumento de que al ser una dosis más baja presentaba menos riesgos, pero después también la presentación de 500 mg pasó a venta libre".

Jorge Coronel, presidente de la comisión de Medicamentos de la Confederación Médica Argentina (COMRA) advirtió que "bajar la dosis de un medicamento para hacerlo de venta libre sirve para reducir sus efectos adversos. Pero lo que sucede es que también se reducen sus efectos terapéuticos. En vez de curar, sólo sirven para calmar los síntomas".

La revista británica Which?, editada por organizaciones por los derechos del consumidor, publicó en octubre de 2012 una investigación sobre la ineficacia o directamente los efectos colaterales dañinos de medicamentos de venta libre, según comprobaciones de estudios científicos de expertos independientes.

El estudio encontró que los productos con glucosamina y condroitín, recomendados para aliviar el dolor de las articulaciones "no tienen más beneficio que un placebo para reducir el dolor".

Los expertos de Which? también encontraron que los productos con acetaminofeno (Paracetamol) recomendados por aliviar los síntomas del resfrío y la gripe contenían una dosis menor de la indispensable para tener efectos terapéuticos y tampoco tenía demostración científica otros ingredientes de estas tabletas como la vitamina C.

Voceros de la industria reconocieron que en muchas ocasiones para "burlar" al secretario de Comercio Guillermo Moreno alcanzó con bajar la dosis o por el contrario aumentar la cantidad de comprimidos para justificar una nueva presentación con la que pudieran solicitar y obtener una "actualización de precios".

"¿Cómo es posible que un mismo medicamento, por ejemplo, el Ibuprofeno en concentración de 400 mg se comercialice por algunos medicamentos como de venta libre y por otros como Venta Bajo Receta, al igual que la loratadina?", se preguntaba la AAPM en su denuncia de septiembre de 2004, que avaló sus denuncias con un estudio de la Cátedra de Farmacología de la UBA.

En el mismo documento, los visitadores médicos se preguntan también como era posible que la pseudoefedrina continuara vendiéndose libremente, advertencia formulada cuatro años antes del triple crimen de Moreno cometido en agosto de 2088 y que fue la causa de su prohibición posterior.

Los visitadores médicos también cuestionaron en aquella oportunidad que se autorizara la venta libre de un fármaco "por el solo hecho de reducir su concentración", citando los ejemplos del diclofenac y la ranitidina.

La venta libre de medicamentos creció casi 200 por ciento desde 2001 de acuerdo a las estadísticas aportadas por la propia industria.

El mercado de venta libre representaba el 14 por ciento del total de las ventas en 2001 con 49.925.961 unidades. Ese mismo mercado, marketing publicitario mediante, en 2008 había trepado al 26,6 por ciento total de la facturación con 133.500.296 unidades. Y el 2010 cerró con una facturación de casi 1.700 millones de pesos y alrededor de 150 millones de unidades.

O sea, que el expendio y consumo de medicamentos de venta libre se incrementó 196,69 por ciento entre 2001 y 2010 en unidades y 466, 47 por ciento en facturación, mientras que el precio promedio se duplicó de 5,71 a 10,90 pesos. En esos diez años, el mercado ético también creció, pero 34,50 por ciento en unidades y 313 por ciento en facturación.

Las estadísticas indican que el mercado farmacéutico argentino está en permanente crecimiento desde la crisis del 2001/02, pues se incrementó de 392.070.928 unidades a 522.619.534 entre 2005 y 2009, con una variación del 33,30 por ciento. En venta libre, en igual período el incremento fue de 95.763,962 a 135.882.645 unidades, con un aumento de 41.90 por ciento.

En el período apuntado, después de la crisis y hasta 2005, el mercado farmacéutico argentino bajo receta creció un promedio de 30,52 por ciento, el de marcas 34,08 por ciento y de genéricos apenas 17,95 por ciento, precisó el Instituto de Estudios sobre Políticas de Salud (IEPS).

También, a partir de 2005, la facturación total del mercado local creció 104, 20 por ciento, trepando de 6.390.565.977 a 13.049.471.421 pesos, y al mercado de venta libre le correspondió un crecimiento de 99,22 por ciento, saltando de 679.651.575 a 1.354.033.746 pesos.

Además, las consultoras del sector han calculado que la facturación por venta libre recaudó entre 1.800 y 2.00 mil de pesos durante 2010 y un relevamiento de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica detectó que del total de medicamentos clasificados en el Manuel Farmacéutico, 48 por ciento correspondía a venta bajo receta, el 31 por ciento a venta libre, y 20 por ciento a receta archivada.

Un informe de la consultora IMS Health de 2008, indicó que el 2002 se consumieron 267 millones de unidades con un promedio de siete por habitantes y que en 2008 esa cifra trepó a 512 millones de unidades con un promedio de 13 por habitantes. El promedio de consumo de ese año ya superaba a los de Brasil, Estados Unidos, Chile y México. La consultora ubicó a Argentina en el tercer lugar continental, detrás solo de Venezuela y Uruguay.

A la hora de explicar el porqué de este incremento, desde la industria farmacéutica señalaron que se debe a que desde hace años se le pide a la ANMAT que sean de venta libre medicamentos que tienen esa categoría en otros países. "Acá veníamos medio atrasados y nos empezamos a poner al día", señalaron voceros de la cámara de laboratorios de venta libre.

Los medicamentos de venta libre no son los preferidos por los sectores populares: sólo representan casi su única alternativa, apuntó Tobar. Por eso, sería más correcto llamarlo "mercado de los pobres" o de quienes no tienen cobertura de seguro médico, agregó.

Los informes de las consultoras internacionales coinciden que el segmento de venta libre representa un promedio del 20 por ciento del mercado mundial. Sin embargo, hay desniveles notables, de menos del 10 por ciento en países como Austria a casi el 25 por ciento en Estados Unidos.

Argentina protagoniza desde hace años un aumento del segmento de venta libre por la tendencia de los laboratorios de transferir medicamentos de expendio bajo receta que requieren de la dispensa del profesional médico, al más rentable y tolerado mercado de las góndolas de las cadenas farmacéuticas.

El 35 por ciento de los medicamentos éticos que se compran en la Argentina son adquiridos sin la receta correspondiente, advirtió una investigación una investigación realizada por el Hospital de Clínicas de Buenos Aires.

La investigación demostró porque muchos medicamentos que deberían venderse exclusivamente con la receta médica se consiguen sin la correspondiente prescripción, lo que suele generar una gran confusión entre la gente, que muchas veces no distingue correctamente entre medicamentos de venta bajo receta y los de venta libre.

Entre los datos más relevantes que arrojó la investigación se destacó que una proporción importante de personas que afirmaron tomar medicamentos de venta libre en realidad usaban medicamentos de venta bajo receta.

Entre los medicamentos de venta libre están las aspirinas, los analgésicos, antimicóticos, pediculicidas y antiácidos. En este grupo la clase de fármacos más utilizados fueron los antiespasmódicos gastrointestinales y nadie reconoció usar psicofármacos, de acuerdo al informe.

En el grupo que se automedicaba, sabiendo que utilizaba medicamentos de venta bajo receta, la mitad usaba psicofármacos.

Asimismo, los laboratorios aprovechan el segmento de los medicamentos de venta libre para eludir las regulaciones de los sistemas de seguridad social y en Europa directamente buscan un atajo para preservar la rentabilidad en tiempos de crisis.

Los sistemas de cobertura médica están muy afectados por diferentes factores: la mayor expectativa de vida, la incorporación de tecnologías más costosas, así como la aplicación de nuevos y sofisticados tratamientos.

Al mismo tiempo, los visitadores médicos afrontan un escenario de desempleo creciente a causa de los ajustes que disponen las casas matrices, que desde su propia crisis se derrama a la realidad cotidiana de la Argentina.

Existen decenas de informes científicos que confirman que en Argentina ha aumentado en el país la cantidad de personas que toman medicamentos de venta libre sin prescripción médica y que la mayoría desconoce los efectos adversos que pueden provocar, desde una internación en un centro sanitario hasta la muerte en casos extremos. El abuso de la ingesta de medicamentos es la segunda causa de intoxicación que se trata en los hospitales.

Los datos fueron proporcionados por un relevamiento realizado por la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) en las provincias de Buenos Aires y Córdoba, según los usos y costumbres del 82 por ciento de las personas encuestadas. La Confederación consideró que las cifras recabadas muestran un cuadro "alarmante".

Un estudio de la Universidad Maimónides distribuido por la AAPM a mediados de 2011 coincidió que "el uso inapropiado y el consumo abusivo de fármacos es responsable de 22 mil muertes al año".

La COFA para su estudio encuestó a 1.500 personas en las dos ciudades y, entre otros datos, recogió que el 55 por ciento desconoce el riesgo de las interacciones entre medicamentos y que el 35 por ciento ignora la toxicidad o ineficacia de un medicamento vencido.

"La sociedad argentina tiene una preocupante cultura de autoconsumo y consumo sin control profesional", aseguró la COFA y recordó que "la mitad de los argentinos adultos hace un mal uso de los medicamentos, lo que causa la muerte de más de 700 personas y alrededor de 100.000 internaciones hospitalarias al año en el país".

En ese sentido reveló que el abuso de medicamentos "es la segunda causa de intoxicación atendida en hospitales, después de la ingesta de alcohol y por encima de la cocaína y el paco".

De acuerdo a la encuesta de la COFA realizada en abril de 2012, entre quienes consumen medicamentos de venta libre, el 18 por ciento lo hace a diario "o sea que un medicamento que es vendido sin prescripción para una dolencia simple, es utilizado para una enfermedad crónica que requiere seguimiento médico", afirmó el especialista.

El estudio reveló además que al 44 por ciento de las personas toman medicamentos por recomendación de un familiar, y aún hay otro 13 por ciento que lo hace por sugerencias de conocidos.

De acuerdo a la COFA, el 70 por ciento de las personas mayores agrega a la lista de medicamentos que le indica su médico, otros remedios de venta libre por propia voluntad.

Del total de los encuestados, sólo el 37 por ciento tomó medicinas por recomendación de un profesional de la salud, en tanto que el 40 por ciento de las personas consultadas opinó que el hecho de que los medicamentos estén en góndolas sugiere que no hace falta consulta con un farmacéutico.

Asimismo, el 50 por ciento de las personas consultadas admitió que recomienda medicamentos, y el 54 por ciento manifestó que lleva usualmente remedios en la cartera, maletín o bolsillos.

En cuanto a la exhibición de remedios en góndolas, el 27 por ciento de las personas consideraron que son económicos, pero esa forma de comercialización "está prohibido por la ley 26.567, y hay presentaciones de venta bajo receta que tienen un precio 50 por ciento menor que los de venta libre", aseguró la entidad farmacéutica.

El sondeo también aportó que al 28 por ciento de los encuestados, el hecho de que los medicamentos estén en góndolas, les sugiere que son inofensivos, pero a la vez, el 65 por ciento consideró que el control debería ser mayor, mientras que el 45 por ciento opinó que comprar este tipo de medicinas es perjudicial para la salud.

Estos datos fueron considerados "alarmantes" por la entidad, que dijo que "es consecuencia directa de la exposición constante de las personas a campañas publicitarias, muchas de ellas con mensajes engañosos o que ocultan información importante sobre sus riesgos".

De acuerdo a estudios de la COFA, analgésicos, antibióticos, antiácidos y sedantes lideran el ranking de la automedicación en la Argentina.

Una de las consecuencias de la automedicación es que "alrededor del 11 por ciento de todos los casos de insuficiencia renal terminal es atribuida al consumo de analgésicos y el 40 por ciento de los casos de hemorragia digestiva alta son atribuibles a la aspirina y al resto de los antiinflamatorios no esteroides".

"En la sociedad moderna, la publicidad ejerce una influencia cada vez mayor sobre el público. Las técnicas de difusión se perfeccionan día a día, y el espacio que los medios de comunicación social destinan a promocionar productos y servicios no cesa de incrementarse. Esta realidad no es positiva ni negativa en sí misma pero, en el caso específico de la publicidad de medicamentos y suplementos dietarios, puede generar algunos riesgos para la población. Cuando la información no es absolutamente veraz y objetiva, la salud o el bolsillo del consumidor pueden verse injustamente afectados", afirmaron las investigadoras Mariana Caffaratti y Margarita Briñón, del Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Nacional de Córdoba.

"La Academia Nacional de Medicina observa con preocupación la proliferación de mensajes publicitarios aconsejando medicamentos y procedimientos terapéuticos de beneficio a veces no establecido y otras exagerado, con el propósito de fomentar su consumo".

Esta advertencia podría corresponderse con el auge de las publicidades de venta libre especialmente en medios audiovisuales que se percibe en estos días. Sin embargo, la alarma de la Academia Nacional de Medicna está por cumplir una década. (Publicidad de medicamentos bajo la lupa. Diario La Nación (on line) Argentina. 23 de mayo de 2003. Acceso: 2/06/03. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/03/05/23/sl_498179.asp)

La Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM) también había denunciado en septiembre de 2004 ante el Ministerio de Salud y la ANMAT "la publicidad masiva, falaz, inexacta y parcial" de los medicamentos de venta libre.

Pero, más trágica ha sido la reciente experiencia en Estados Unidos, donde en octubre de 2012 se informó que doce personas murieron a causa de un brote de meningitis que se originó en una partida de esteroides contaminados, que se inyecta en la columna vertebral para tratar el dolor de espalda.

Los esteroides contaminados habían sido inscriptos en la categoría de "compuestos farmacológicos" de elaboración a través de las farmacias y en consecuencia de venta libre. De esa manera se eludía el control de la autoridad sanitaria FDA.

"Los fabricantes de medicamentos encontraron la forma de eludir la costosa supervisión clasificándose como farmacias, lo cual les da más libertad para mezclar compuestos farmacológicos" coincidieron expertos estadounidenses al analizar para la agencia AFP las causas del brote que afectó a otros 138 pacientes que debieron ser hospitalizados.

Durante el SEMINARIO INTERNACIONAL DE PUBLICIDAD DE MEDICAMENTOS Y ALIMENTOS, organizado por la ANMAT en la ciudad de Buenos Aires en 2010, el organismo sanitario argentino presentó un informe indicativo que de 1.315 publicidades de medicamentos y alimentos emitidas en los últimos nueve meses el 10 por ciento fueron objetadas por carecer de "información veraz, clara y precisa".

También durante el seminario, el doctor Carlos Chiale, director de la ANMAT, advirtió que las encuestas indican que "un porcentaje alto de población no sabe interpretar los prospectos de medicamentos de venta libre" y que en la mayoría esos prospectos "son voluminosos, pero con un contenido ilegible".

Por eso, los visitadores médicos desde nuestra experiencia alertamos una vez más de la influencia del marketing y la promoción en médicos y consumidores, además de la paulatina pérdida de puestos laborales y el desplazamiento de la labor profesional por las publicidades estelares y falaces. El "creativo" de la agencia de publicidad se ha convertido en una pieza fundamental en la cadena de comercialización del medicamento.

"Coherente con la posición que venimos sosteniendo desde hace años, consideramos que ha llegado el momento de acotar al mínimo posible, los afiches publicitarios y los spots televisivos en que abundan los laboratorios argentinos", exigió la AAPM.


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