EL APARTHEID DE LAS PATENTES

Por Rafael Vilasanjuan
Periodista, secretario General de Médicos Sin Fronteras (MSF) International hasta 2005 y actual Director del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal).
La batalla de las patentes está ahora en la mesa de la Organización Mundial de Comercio, donde una propuesta de los gobiernos de India y Sudáfrica abrió el debate sobre la posibilidad de suspender los derechos que otorgan las patentes.
Considerada como una declaración de guerra la industria farmacéutica inmediatamente lanzó la presión a los gobiernos de Occidente para que frenaran la iniciativa con el argumento de que las patentes protegen la inversión para seguir investigando.
En parte es cierto, ya que a pesar de que el sistema de innovación farmacéutica hace años que responde más a intereses de mercado que a los de salud pública, no hay un mecanismo alternativo.
Pero, en una epidemia sin precedentes, si no se toman medidas especiales solo las economías avanzadas podrán cubrir al grueso de su población antes de acabar el año, pero no se parará el viaje global del virus.
En cambio, si se suspenden temporalmente las patentes y se comparte la receta, algunos países podrían empezar a producir sin tener que pagar por ello precios inasequibles y las compañías tendrían más presión para trasferir un conocimiento que ahora mismo retienen.
Salvar las barreras legales permitiría aumentar la producción, incluso en Occidente. Por eso la presión aumenta sobre la UE y EEUU para que dejen de bloquear una salida que condena a la mayoría de la humanidad a un 'apartheid' sin vacuna.