LA APROBACION DE SPINRAZA ES UNA “BUENA MALA NOTICIA”

La ANMAT finalmente aprobó el medicamento Spinraza, para la atrofia muscular espinal, que tiene un costo de 300 mil dólares el primer año de tratamiento y un costo total estimado en un millón de dólares. Ni el organismo, ni la Secretaria de Salud de la Nación ni la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), han explicado cómo se financiará este tratamiento exorbitante impuesto por una multinacional con matriz en Estados Unidos.
La aprobación de Spinraza como hace algunos años Sovaldi para la Hepatitis C no están acompañadas de políticas de salud que eviten la quiebra de las obras sociales y agoten los presupuestos de la salud pública.
Los medicamentos de última generación consumen los recursos de las obras sociales y es en vano polemizar con los familiares de los pacientes, aunque en la mayoría de las veces son impulsados a judicializar el tratamiento por los laboratorios agazapados detrás de ellos.
Esta acusación no es un disparo al aire ni un fantasma inventado. En Canadá, país del primero mundo, un reciente informe expuso las relaciones entre las asociaciones de pacientes y los laboratorios para presionar al sistema de salud público de ese país (para más datos consultar: Joel Lexchin, profesor de la Escuela de Política y Gestión de Salud de la Universidad de York y profesor asociado de familia. y medicina comunitaria en la Universidad de Toronto).
Argentina tampoco tiene un Fondo Nacional de Recursos para Enfermedades Catastróficas como existe en Uruguay, un país vecino y con necesidades semejantes, que desde hace años se adelantó a la cobertura de estos tratamientos astronómicos.
Argentina tampoco tiene un seguro universal para enfermedades catastróficas como en Holanda (Exceptional Medical Expenses Act (AWBZ).
Argentina tampoco tiene agencias evaluadoras de nuevas tecnologías y medicamentos como Reino Unidos, Canadá o Alemania, aunque la promesa del gobierno nacional de crear en breve y por decreto la demorada versión local (AGNET), ha sido una de las razones que apaciguó a la cúpula de la CGT. Quizás hasta hubo una asociación de prioridades en la mente de los dirigentes sindicales, pues Spinraza fue aprobado por la ANMAT antes que la conducción cegetista aventara un eventual paro nacional.
Argentina ni siquiera posee la denominada “Cuenta de alto costo” de Colombia que busca racionalidad en las compras de medicamentos de alto costo, aunque no compra directamente y su función es equivalente a futura agencia de evaluación que avanza en la Argentina.
Entonces, la aprobación de Spinraza es “una buena mala noticia”, sintetizó Hugo Juri, rector de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), cuya obra social universitaria DASPU está obligada por la justicia a pagar este tratamiento para uno de sus afiliados.
La justicia de Córdoba también condenó al sindicato de periodistas de esa provincia CISPREN a pagar un tratamiento con Spinraza, pero hasta una suma de dinero equivalente al superávit de su obra social durante el último ejercicio, alrededor de 100 mil pesos. El resto fue adosado a la provincia y eventualmente al ex Ministerio de Salud de la Nación.
Entonces, para Hugo Juri, la “buena noticia” es la aprobación de un medicamento que mejorará la calidad de vida de los niños y adolescentes que sufren esta enfermedad invalidante. La “mala noticia” es que su alto costo “puede generar daños graves en los sistemas sanitarios del país”, incluida la obra social universitaria DASPU que atendiendo un tratamiento con Spinraza quizás no pueda atender las necesidades de otros cientos de afiliados, demandantes de tratamientos menos onerosos pero igualmente de urgentes y necesarios.
El dinero de las obras sociales es como una sábana corta. Los recursos son inelásticos y aún menos en tiempos de crisis y caída de salarios y afiliados.
La pregunta es si hay que pagar por todo y todo el tiempo?.
No siempre. Por ejemplo Spinraza, el medicamento del laboratorio Biogen, ha sido considerado “demasiado caro” para su uso en el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés National Health Service) de Reino Unido, incluso después de que la farmacéutica estadounidense ofreciese un descuento.
El Instituto Nacional de Excelencia en Salud y Atención (NICE, por sus siglas en inglés National Institute for Health and Care Excellence), el organismo supervisor de los costes de la atención médica británica, afirmó que aún con descuento “no puede recomendarlo como un tratamiento rentable”.
Todo ello a pesar de que Spinraza, también conocido como Nusinersen, tiene un precio en Reino Unido cercano a los 573.000 dólares durante el primer año, a lo que habría que añadir el descuento ofrecido por Biogen, que no se ha hecho público por el NHS.
En Estados Unidos, sin descuento, el tratamiento tiene un costo de 750 mil dólares.
“Incluso con el descuento confidencial propuesto, el coste de Spinraza es demasiado alto para que se considere de uso rentable en el Servicio Nacional de Salud”, informaron voceros de NICE a la agencia de noticias Reuters.
La siguiente pregunta es si Spinraza ha sido suficientemente probado en el mundo como para justificar su precio exorbitante, pues hubo algunas señales de advertencia recientes. La agencia sanitaria europea EMA y el laboratorio Biogen de España admitieron cinco casos de hidrocefalia asociados al medicamento Spinraza para la atrofia muscular espinal durante el año pasado. Sergio Teixeira, director general de Biogen en España y Portugal admitió que fueron cinco los casos notificados de hidrocefalia y en uno de ellos una niña de cuatro meses sufrió de un aumento del tamaño de la cabeza y letargo luego de recibir tres dosis de Spinraza.
También un bebe de cinco meses presentó macrocefalia después de recibir cuatro dosis del medicamento. Otro niño de seis meses mostró signos de aumento de la presión intracraneal y un tercero de tres años evidenció también hidrocefalia tras recibir dos dosis de Spinraza.
La quinta afectada fue una adulta con atrofia muscula espinal que después de recibir varias dosis del medicamento sufrió la misma hidrocefalia.
Biogen de España recomendó a los médicos que informen a los pacientes y familiares sobre los riesgos que el medicamento ofrece y presten especial atención a los síntomas más característicos del cuadro clínico: vómitos, cefaleas permanentes y aumento del perímetro craneal.
Solvadi de Gilead hace pocos años y ahora Spinraza de Biogen…la pregunta es hasta donde escalarán los costos de tratamientos de última generación.
Una pregunta que hoy se hacen con un creciente dramatismo en Estados Unidos y en Europa. Y para los medicamentos de alto costo no hay barreras geográficas.
La ANMAT y la SSS aprobarán en el futuro y las obras sociales deberán pagar por Luxturna, un medicamento contra la ceguera que cuesta 850.000 dólares en Estados Unidos?.
La misma pregunta para Kymriah de Novartis, para tratamientos de leucemia en niños y jóvenes que cuesta 475.000 dólares.
Y que hacer si el laboratorio Alexion Pharmaceuticals solicita la comercialización en Argentina de Solaris, para enfermedades renales, a un precio de 750 mil dólares?.
Queda por preguntarse si es obligatorio en Argentina o cualquier país de la región, con sistema de salud deteriorados por ajustes y carencias históricas, pagar por estos medicamentos.
Porque “medicamentos asequibles para todos”, implica repartir con justicia los escasos recursos existentes, en las obras sociales o en el Estado.

José Alberto Charreau - Secretario acción social AGENTES DE PROPAGANDA MEDICA