El derecho humano a automedicarse… Y a intoxicarse, según el pensamiento de Juan Tonelli

Los voceros de la Cámara de Medicamentos de Venta Libre (Capemvel) nos tienen acostumbrados a los argumentos pseudocientíficos y a las encuestas sesgadas (y pagas) para justificar el expendio de medicamentos sin receta, sin regulaciones y con un aparato publicitario que invierte millones de dólares en convencer a los televidentes para que se "receten" y vayan a la farmacia a pedir el antigripal que recomienda alguna figura mediática de la televisión. Ahora, la última "genialidad" es afirmar que la "automedicación es un derecho".

El sofisma fue pronunciado por Jimena Worcel, asesora científica de Capemvel, al justificar que uno de cada cuatro medicamentos vendidos en farmacias es de venta libre y uno de cada tres restantes se expende sin receta, según una encuesta de la consultora IMS.

El director ejecutivo de Capemvel, el directivo que modula la línea de pensamiento de Worcel, sigue siendo Juan Tonelli, la pareja de la vicepresidenta Gabriela Michetti que según la funcionaria fue quien le prestó los 50 mil dólares y los 245 mil pesos que le robaron el año pasado.

Worcel podría haber afirmado también que la automedicación es una práctica cada vez más habitual, en virtud del bombardeo publicitario de medicamentos de venta libre a través de la televisión, que ha proliferado durante los últimos años.

Precisamente, la AAMP denunció el año pasado que entre 2013 y 2014 el crecimiento del gasto en publicidad por parte de los laboratorios fue del 47%, de acuerdo a la Cámara Argentina de Agencia de Medios.

Ningún directivo de Capemvel o de los laboratorios de venta libre admitirán públicamente ese crecimiento porque sería admitir que el bombardeo publicitario tiene un efecto "benefactor" para la industria y no para la salud, porque las estadísticas-también de IMS- indican que el segmento de venta libre sigue creciendo y el año pasado alcanzó a 10.900 millones de pesos. En 2013 la facturación del segmento había sido de alrededor de 5 mil millones de pesos.

La directiva de Capemvel al promocionar el "derecho" ¿humano? a la automedicación ocultó los riesgos que implica el consumo de medicamentos sin control y sin asesoramiento de un profesional.

Si bien es difícil precisar con exactitud los decesos provocadas por el consumo abusivo de medicamentos que se incentiva a través de la publicidad, sí está demostrado con estadísticas que las muertes causadas por el exceso de medicamentos "automedicados"- como diría Worcel- en Argentina y Estados Unidos superan los decesos causados por la cocaína, la heroína e incluso por los accidentes de tránsito, coincidieron profesionales de ambos países y centros de estudio sobre políticas de salud.

En Argentina, un relevamiento realizado en la guardia de la División Toxicología del Hospital Fernández de la Ciudad de Buenos Aires indicó que se asistieron 3741 pacientes de los cuales el 11,5 por ciento de ellos, 430, correspondieron a intoxicaciones medicamentosas, siendo 125 casos originados por medicamentos de venta bajo receta archivada y los 305 restantes en su gran mayoría de medicamentos de venta libre, informó el profesor Carlos Damin, jefe de la División Toxicología del mencionado centro asistencial porteño.

"Esto ubica a los medicamentos como la segunda causa de intoxicación por frecuencia en un hospital general de agudos, siendo la primera la intoxicación por bebidas alcohólicas, 1029 pacientes, la tercera el monóxido de carbono, 390 pacientes y la cuarta la cocaína, 290 pacientes", detalló el facultativo del Hospital Fernández.

Los diputados nacionales Claudio Lozano, Alcira Argumedo y Antonio Riestra presentaron el año pasado un proyecto de ley que proponía prohibir la publicidad de medicamentos de venta libre, en el que advertían que "la automedicación en Argentina sigue creciendo" y afirmaban que durante 2013 "el 5% de la población debió ser hospitalizada por las consecuencias del consumo irracional de medicamentos".

"Las cifras de venta, indican que los argentinos consumieron en el período apuntado más de 540.000 ENVASES DE MEDICAMENTOS de venta libre por día", señalaron los legisladores, citando como fuente a IEPS (Instituto de Estudios sobre Políticas de Salud).

Además, advirtieron que Argentina es uno de los países con mayor consumo de medicamentos por habitante con más de 16 unidades anuales, cifra que solo es superada por Francia y España.

"Un consumo indiscriminado de fármacos como Aspirina, Ibuprofeno, Diclofenac, entre otros, puede ser una causa muy importante de falla del riñón, generalmente silenciosa, es decir que no provoca síntomas hasta muy avanzada la enfermedad", advirtió Guillermo Rosa Diez, jefe del servicio de Nefrología de adultos del Hospital Italiano de Buenos Aires.

Rosa Diez sostuvo que "el límite" de la automedicación "es cuando el paciente hace uso y abuso por su cuenta de las medicaciones". Uso y abuso de un "derecho" diría Worcel. El derecho a la autodestrucción.

El presidente de la Federación Farmacéutica de la República Argentina (FEFARA), Manuel Agotegaray, sostiene que la lucha por el uso racional del medicamento es una "batalla" que se libra todos los días, en desventaja con las "robustas pautas publicitarias en los medios de comunicación social" que promocionan los medicamentos de venta libre. Y automedicación es la contracara sombría del uso racional.

"Creo que los medicamentos de venta libre vienen incrementando su nivel de ventas en los últimos tiempos, motorizados por robustas pautas publicitarias en los medios masivos de comunicación social. Lógicamente esto, en mayor o menor medida, siempre impacta en los hábitos de consumo de la gente", coincidió Agotegaray.

"Por otra parte, es importante señalar que en este tema es donde más se hace evidente una cuestión central en materia de salud: el avance de importantes capitales con formato de drugstore, cuya razón de ser solo consiste en lograr negocios rentables", cuestionó el presidente de FEFARA.

Por su parte, el Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas "José de San Martín" dependiente de la Universidad Nacional de Buenos Aires, difundió un estudio muy completo sobre la automedicación y entre sus conclusiones determinó las razones por las que un individuo comienza a automedicarse.

Las preguntas fueron concretas y las conclusiones preocupantes, pues e l 35,6% dijo automedicarse porque "era el mismo problema que la vez anterior me habían medicado, el 10.9% consideró que "no era necesario ir al médico porque tenía el medicamento en casa", y el 8.9% admitió que "me lo recomendó un pariente o amigo". Solo el 5.9 por ciento aseguró que "me lo recomendó el farmacéutico".

Otra encuesta realizada por la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) arrojó datos preocupantes sobre el comportamiento de la sociedad frente al uso y abuso de los medicamentos de venta libre, pues constató que la mayoría desconocía sus efectos adversos y los consideraba "inofensivos".

La encuesta indicó que el 82% de 1500 personas encuestadas en las ciudades de Buenos Aires (957) y Córdoba (508) tomaban medicamentos de venta libre. Pero más de la mitad desconocía los efectos adversos que pueden provocar.

El 55% desconocía el riesgo de las interacciones con otros medicamentos. El 35% ignoraba el riesgo de toxicidad o ineficacia de un medicamento vencido. El 70% de las personas mayores agregaba a la lista de medicamentos que le indicaba su médico (cuatro fármacos en promedio) otros remedios de venta libre por propia voluntad.

Los datos de por sí alarmantes de la encuesta de la COFA indicaron, además, que el 18% de los encuestados consumía medicamentos de venta libre en forma diaria. Worcel diría que están ejerciendo su derecho (¿humano?) a la automedicación.

La encuesta de COFA arrojó otro malentendido sobre el consumo de medicamentos que ha sido abonado deliberadamente por los laboratorios de venta libre y la cadena Farmacity durante la gestión de su CEO Mario Quintana, hoy uno de los funcionarios más influentes del gobierno: El 40% de los encuestados opinó que el hecho de que los medicamentos estuviesen en góndolas sugiere que no hace falta consultar con el profesional farmacéutico.

A la vez, el 50% de las personas encuestadas admitieron que sin ser profesionales de la salud recomiendan medicamentos entre amigos y en el entorno familiar o laboral. Otro ejemplo del "derecho" a la automedicación proclamado por la cámara de Tonelli y Worcel, ejercido con libre albedrio entre semejantes.

La vocera de Capemvel recurre a otra artimaña dialéctica cuando afirma que "el Estado reconoce que el usuario se encuentra capacitado para determinar a conciencia qué le acontece y cómo aliviar un síntoma menor y que le resulta familiar, sin la necesidad excluyente de la supervisión o indicación médica".

El Estado al que invoca Worcel en este caso es el Ministerio de Salud y la ANMAT que, desde hace tiempo, miran con indolencia, inoperancia o complicidad pasiva, como aumenta la automedicación alentada por el bombardeo publicitario.

El Estado, en este caso, son funcionarios que dejaron pasar alegremente que Bayer repartiera muestras gratis de Actron entre los asistentes a la Maratón Internacional de Buenos Aires, el 13 de octubre de 2014, tal como el Colegio de Farmacéuticos de Capital Federal y posteriormente la AAPM denunciaron ante la ANMAT. Jamás se supo de sanciones de ese "Estado" que determina quien está "capacitado" como dice Worcel, para automedicarse.

Worcel elude comentar que ese Estado que ella invoca es un "Estado Bobo" o un Estado cómplice. Hay un Estado que apuntala la salud pública y otro que impulsa los negocios. Porque las políticas de Estado la hacen en algunos ciclos históricos ministros como Ramón Carrillo o Arturo Oñativia. Pero también, en otros pozos de la historia, las pergeñan desde la rentabilidad empresaria los Quintana y los Tonelli.

La revista "Multinational Monitor" fundada por el estadounidense Ralph Nader, precursor en su país en la defensa de los consumidores, denunció que la comercialización irresponsable de medicamentos causa en el mundo de 12 a 16 millones de casos anuales de daños iatrogénicos, de los cuales se estima que un millón termina en la muerte de los pacientes.

Las reacciones adversas por abuso o mal uso de los medicamentos constituyen la cuarta causa de muerte en el mundo, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que difundió en septiembre de 2013 el Grupo Argentino para el Uso Racional del Medicamento (Gapurmed) y la Cátedra de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Tucumán.

En Argentina, el 40% de los casos de hemorragia digestiva alta son atribuibles a la aspirina y al resto de los antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, paracetamol). (Estudio realizado por la Farmacéutica Gabriela Kregar y publicado en el Acta Farmacéutica Bonaerense).

A diferencia de Argentina, donde la ANMAT es casi un organismo prescindente en el tema de la venta libre y ha rechazado las denuncias de la AAPM sobre las mentiras y engaños de las publicidades de venta libre, en Chile el Instituto de Salud Pública (ISP) advirtió a los usuarios sobre los peligros derivados del uso de los medicamentos más populares, como el paracetamol y el ibuprofeno.

"No hay que confundir que, aunque un medicamento no requiera receta para su compra este sea inocuo pues puede resultar perjudicial en determinadas circunstancias. Es importante que la población esté informada de las posibles reacciones adversas que se puede derivar del uso del paracetamol, sobre todo en el caso que se utilicen sin supervisión médica, pues muchas veces las complicaciones se presentan sin un síntoma claro", sostuvo Alex Figueroa, director del ISP, organismo dependiente del Ministerio de Salud de Chile.

Difícil de escuchar en Argentina comentarios similares sobre la automedicación y el consumo de medicamentos sin receta.

Difícil cuando el principal lobista de los laboratorios de venta libre es la pareja de la vicepresidenta.
Difícil cuando el CEO que durante décadas vendió medicamentos en góndolas y defendió esa "libertad de mercado" contra las regulaciones sanitarias, es uno de los funcionarios del círculo áulico presidencial.