Sanofi regala viajes a cambio de recetas

El laboratorio Sanofi, que asegura tener un Código de Etica muy estricto, incita a los médicos argentinos a recetar su medicamento Suprefact Depot a cambio de pasajes de avión hacía destinos turísticos, según la denuncia que presentó ante la justicia un ex visitador médico despedido por la multinacional francesa, por negarse a repartir estas dádivas (coimas encubiertas las denominan muchos).
La denuncia contra la multinacional francesa está radicada en el Juzgado Laboral Número 5 de San Isidro, caratulada S. R. contra Sanofi, donde el visitador médico ha testimoniado que fue despedido por negarse a repartir dádivas –en formato de pasajes de avión- entre los médicos para que recetaran Suprefact Depot, un medicamento para el cáncer de próstata que tiene un costo de 7.617 pesos por unidad en Argentina.
En su testimonio ante la justicia, el visitador médico aseguró que fue despedido por rechazar las presiones de Guillermo Seminario, Director BU de la línea Hospitalaria Oncológicos de sanofi-aventis, quien exigía a su personal que repartiera pasajes de avión entre los médicos para alentarlos a que recetaran el medicamento de la compañía.
El visitador médico, en su testimonio ante la justicia laboral de San Isidro, precisó que fue despedido después de informar de estas prácticas reñidas con el propio código ético de la compañía a la oficina regional que supuestamente audita las actividades de la multinacional en América Latina y que funciona desde Panamá.
R. actuó convencido de que estaba cumpliendo con su responsabilidad profesional, ya que el laboratorio promociona pomposamente en todo el mundo que posee un Código de Etica que dice hacer cumplir a todos sus empleados.
La denuncia fue enviada a esa oficina auditora llamada Regional Compilance Officer-Latam, que con la firma de su directora Cecilia Abe le respondió por correo electrónico el 5 de enero de 2015 a R.
"Muchas gracias por su correo. Aseguramos que Sanofi toma en serio las denuncias por falta graves al código de ética. Investigaremos y averiguaremos los hechos reportados" fue la respuesta de Abe.
Si se inició una investigación sobre los hechos reportados no hubo noticias, pero S.R fue despedido pocos meses después, cuando su situación en la empresa se había vuelto insoportable por las persecuciones y los agravios patronales.
Incluso, la funcionaria encargada de hacer cumplir el Código de Etica, expresaba en su correo: "agradecemos su ayuda-Abrazos", comentario que suena en tono de falsete, a partir del despido de Romeo y entre tantas imputaciones, pasadas y presentes, que ha recibido el laboratorio Sanofi en el mundo y recientemente en Francia, su país de origen.
El Instituto de Estudios de Políticas de Salud (AAPM) consultó por correo electrónico a Cecilia Abe si a partir de aquella denuncia de enero de 2015 se adoptaron medidas correctivas. Como era de esperar, su respuesta fue elusiva:
"Las medidas necesarias fueran tomadas por Sanofi con base en la denuncia. Por política de confidencialidad no es permitido compartir resultados de las investigaciones. Aseguro a usted que Sanofi toma en serio las denuncias y sus acciones disciplinarias si (son) comprobadas. Abrazos".
O sea, una respuesta prefabricada que funciona como módulo en Argentina o en China, donde la empresa farmacéutica francesa también fue denunciada por prácticas similares.
.Hay que reconocer, sin embargo, la gentileza del "abrazos" que según parece acompaña todas sus respuestas que en este caso firmó como "Cecilia Abe-Head of Ethics and Business Integrity for Latin America".
El mecanismo de "seducción" a los médicos consistía en prometerles millas de vuelos a cambio de las recetas de Suprefact Depot que prescribiera cada profesional. A mayor cantidad de recetas, más cantidad de millas.
Para eso el envase del Suprefact Depot poseía dos troqueles. El habitual que queda en poder de la obra social o la prepaga. Y un segundo troquel interno que quedaba en poder del médico cuando inyectaba la ampolla al paciente.
De esa manera el médico acumulaba troqueles que luego el laboratorio se lo canjeaba por pasajes aéreos.
El "artífice" de esta política de sobornos encubiertos ha sido Luciano Lucentini, gerente de Recursos Humanos, que en virtud de sus "éxitos" en la política de "incentivos" de Sanofi, ha sido ascendido a director de Recursos Humanos para Latam.
Lucentini ha sido también el responsable del achicamiento del plantel de visitadores médicos de Sanofi, que pasaron de 300 a menos de la mitad en el término de cinco años.
El CEO de Sanofi para el Cono Sur es Patrice Fuster desde 2013. O sea que tampoco puede desconocer los incentivos que se utilizan como política comercial en la región.
Tampoco es una novedad la conducta antiética de Sanofi sancionado en su propio país, denunciado en China y en Estados Unidos por sobornos, investigado en Chile por abuso de mercado y condenado en España por ocultar los efectos colaterales adversos de su medicamento Agreal.
En Francia, Sanofi fue multado con 40,6 millones de euros en mayo de 2013, por su campaña de desprestigio de las versiones genéricas de la competencia de su medicamento Plavix (clopidogrel) del que había perdido la patente en 2008.
Sanofi fue sancionado por "poner en marcha una estrategia de comunicación integral y estructurada con el objetivo de influir en los médicos y farmacéuticos para detener el mecanismo de la sustitución por genéricos".
Otra mala noticia acaba de estallar en Francia contra Sanofi: la ministra de Salud francesa, Marisol Touraine, anunció a fines de marzo que se creará un registro nacional de afectados por Depakine (valproato) de Sanofi, que ha demostrado ser el causante de hasta ahora medio centenar de casos de malformaciones fetales, e impulsará una comisión para que estudie las indemnizaciones a los enfermos.
En un resonante escándalo internacional, la filial de Sanofi en China fue acusada en 2013 de haber sobornado a más de 500 médicos con el objetivo de aumentar las ventas, maniobra en la que cayeron también otras multinacionales, comenzado por Glaxo, la más castigada por las autoridades de Beijing.
La casa matriz se desligó de los sobornos en China, con un comunicado en el que aseguraba que "Sanofi tiene tolerancia cero con las prácticas inmorales". Pero nunca anunció sanciones internas ni pidió disculpas.
Por otra parte era imposible que la casa matriz mostrara una verdadera política de compromiso ético, cuando a continuación fue denunciada en Estados Unidos por una ex empleada "arrepentida" que contó a los medios de comunicación como pagaba "sobornos masivos" a farmacias y hospitales para incentivar la venta de sus medicamentos contra la diabetes. Sin embargo, no es la primera ocasión en la que Sanofi fue relacionada con prácticas ilícitas en Estados Unidos, donde en 2012 el laboratorio francés tuvo que pagar una multa de 109 millones de dólares por dar jeringas gratuitas de Hyalgan (contra la artritis) a los médicos para facilitar su prescripción.
En España, el Supremo Tribunal de Justicia condenó en julio de 2014 a Sanofi a pagar una indemnización de 765 mil euros a 146 mujeres que sufrieron trastornos psíquicos por el consumo de su medicamento Agreal (veraliprida) contra los calores de la menopausia.
Miles de mujeres agrupadas en la Asociación Agreal Luchadoras de España prosiguen con sus demandas contra el laboratorio y aseguran que Sanofi ocultó los efectos adversos de su medicamento, retirado del mercado en 2005, pues los prospectos distribuidos en países vecinos como Portugal, Italia o Francia eran mucho más completos que el español. Incluso han llevado su campaña a Francia, donde un grupo de mujeres damnificadas presentó una demanda colectiva.
"Aún hay muchas mujeres que no han demandado Justicia. Sanofi usó como cobayas a miles de mujeres. En el laboratorio conocían los daños que podía provocar su medicamento y aun así los ocultaron y comercializaron el fármaco con la connivencia de las autoridades sanitarias", denunciaron las asociaciones Agreal Luchadoras y Enfermas del Agreal, en un foro organizado por el Bufete Almodóvar & Jara de España.
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Secretario de Acción Social de AAPM
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